Capítulo 46 — La mujer en el espejo

La mano de Toren nunca soltó la mía mientras caminábamos de regreso por el resort. El cielo comenzaba a oscurecerse, con vetas de lavanda y plata extendiéndose detrás de las montañas, y el dolor de mi turno me mordía los músculos a cada paso. Parecía notarlo sin que yo dijera una palabra.

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