Capítulo 72: El peso que llevamos

Debo haberme quedado dormida.

No se sentía como dormir—más bien como hundirse. Como caer en algo profundo y pesado.

Manos rozaban mi piel en la oscuridad, cálidas e interminables, trazando cada línea de mi cuerpo. Pero no traían consuelo. Había dolor también—agudo, eléctrico, arrastrándose hasta mi...

Inicia sesión y continúa leyendo