Capítulo 87 - ¡Mío!

La habitación se congeló.

Todo dentro de mí se detuvo—tan quieto que incluso mi loba dudó, insegura de si lo que acababa de escuchar era real.

Y entonces me golpeó.

No tristeza. No desamor. Algo más oscuro. Algo que ardía.

Ira.

Subió por mi columna vertebral como un incendio forestal, ardiente ...

Inicia sesión y continúa leyendo