Los tiempos desesperados exigen medidas desesperadas

Me senté allí por un par de minutos, ya estaba empezando a oscurecer y el sol se estaba poniendo. Pintaba una hermosa escena de colores en el cielo afuera.

Los silenciosos rayos del sol poniente atravesaban las enormes ventanas de vidrio y dentro del restaurante, ahora se podían ver esas diminutas...

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