Todo va al garete

—Me alegra tanto verte, Keegan, qué bueno que hayas pasado por aquí —saludó la señora Chester.

—Me alegra verte también, señora.

—Dime, ¿cómo estás?

—Estoy, estoy bien —sonreí, y la señora Chester me devolvió la sonrisa.

—Ven, siéntate conmigo.

—Eh, en realidad, vine a trabajar.

—¿De verdad? —...

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