Capítulo ciento cuatro

Me encontraba en el balcón, disfrutando de la fresca brisa vespertina que ofrecía un breve respiro de las tensiones del día. El cielo estaba pintado con tonos de naranja y púrpura, un contraste sereno con el tumulto dentro de mí. Mi paz fue abruptamente interrumpida por la aparición de Alpha George ...

Inicia sesión y continúa leyendo