Capítulo doce

El disgusto era muy evidente en su semblante mientras me miraba. Era como si estuviera mirando algo que podría hacerle vomitar en segundos. Su rostro estaba pálido de asco mientras sus ojos viajaban desde mis pies hasta mis hombros descubiertos y soltó una carcajada.

—¿Por qué te cubres? No es como...

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