Capítulo ciento sesenta y nueve

Entregar el alma de Regina a los cuernos del infierno había parecido una tarea tan fácil cuando Aegan lo mencionó. Sin embargo, no era tan sencillo cuando uno intentaba ejecutarlo. No ayudaba que Lucian siempre pareciera rondarla y que Dagen no la perdiera de vista. La princesa Eris estaba impacient...

Inicia sesión y continúa leyendo