Capítulo doscientos dieciocho

Reginald no era del tipo que se preocupaba por esas cosas. Era el heredero de su padre. Un día, heredaría el trono de una de las manadas más fuertes de todo el clan de hombres lobo. Así que no podía permitirse pensar mucho en mujeres, especialmente en una mujer comprometida con otro. Lo mismo era ci...

Inicia sesión y continúa leyendo