Capítulo doscientos veintidós

Regina miró a su prima y sonrió. Estaba contenta de que Emily finalmente estuviera haciendo algo por sí misma, pero aún tenía una pregunta para ella.

—Me alegro por ti, Em. Te lo mereces —dijo Regina.

—Gracias.

—¿Puedo preguntarte algo? —preguntó Regina. No quería arruinar el momento, pero necesi...

Inicia sesión y continúa leyendo