Capítulo doscientos treinta y tres

Nathan estaba sorprendido. La dama a la que se había acercado casi podría confundirse con una niña por su rostro inocente y sonrosado. Se preguntó si le habrían dicho que no interactuara con ningún hombre lobo. Nathan no había considerado eso antes.

—Lo siento, mi señora, solo estaba tratando de…

...

Inicia sesión y continúa leyendo