Capítulo doscientos treinta y nueve

Dada la enemistad entre los dos bandos, la preocupación del Mayor Drieden no era en absoluto sospechosa de sus intereses en esta conversación, sino un miedo válido.

—Ya comerciamos y puedo argumentar que ustedes podrían hacernos lo mismo —respondió Charlotte. Era cierto que su manada hacía negocios...

Inicia sesión y continúa leyendo