Capítulo doscientos cincuenta y tres

—Hola —dijo Harlin. Había pensado en ignorar los golpes en la puerta, pero Charlotte había sido bastante persistente.

—¿Dónde has estado, Harlin? —preguntó Charlotte, sabiendo instintivamente que algo le pasaba a su primo y amigo.

—En mi habitación. ¿Has podido ver a Reginald? ¿Está bien? —cuestio...

Inicia sesión y continúa leyendo