Capítulo treinta y uno.

—Vine aquí para ayudar —dijo él, mirando la gran extensión de tierra.

—¿Ayudar? —repliqué, riendo.

—La señora Nydia estará muy descontenta al ver que no has hecho nada más que dormir todo el día —dijo Tyler.

—Ese es su problema; incluso si hubiera comenzado al amanecer, no estaría ni a la mitad —...

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