Capítulo trescientos trece

—Tía Em no está muerta, no tengo que...

—Charlie, cálmate y escúchame —Regina trató de hacer razonar a su hija, pero Charlotte estaba en modo pánico. Le sorprendía cómo podía entrar en cualquier batalla sin miedo y, sin embargo, no soportaba asistir a la corte.

—No voy a ser reina, no ahora, Madre...

Inicia sesión y continúa leyendo