Capítulo trescientos catorce

Cuando llegaron al estudio, Irvette se sentó detrás del escritorio.

—Lo siento, Ali. Yo... ¿quieres sentarte aquí?— Irvette se dio cuenta por primera vez desde que se sentó en el trono que había vuelto a ser su yo mandón habitual.

—Ese siempre ha sido tu lugar, Ivy— dijo Alison con una sonrisa. El...

Inicia sesión y continúa leyendo