Capítulo trescientos veintiséis

Harlin sonreía de oreja a oreja cuando su madre entró en la habitación. Aún no había notado su presencia y continuaba sonriendo ampliamente.

—¿Pasó algo bueno?

La voz de su madre lo sobresaltó y escondió lo que estaba leyendo bajo su manta.

—No es nada —respondió nerviosamente.

Pero no era nada....

Inicia sesión y continúa leyendo