Capítulo trescientos treinta y uno

—¡Te destierro del Monte Shasta!— gritó ella y todo se quedó en silencio.


—¿Mi Reina? ¿Está bien?— Euphrates se despertó y vio a Aurora sentada junto a su cama. No recordaba haber llegado a su cama anoche. Francamente, después de haber desterrado al hermano de Caephas, no recordaba nada.

—Te...

Inicia sesión y continúa leyendo