Capítulo trescientos treinta y tres

Eufrates sonrió. Cuando era Nydia, habría necesitado una doncella para limpiar esto, pero como Eufrates, todo lo que necesitaba era un chasquido de sus dedos para limpiar el desorden a su alrededor. Lo siguiente que tenía que hacer era mandar llamar a Aurora. Tendría que trabajar mucho para convence...

Inicia sesión y continúa leyendo