Capítulo trescientos treinta y cuatro

Agatha se detuvo y miró a Thaddeus con frialdad.

—¿Por qué enviarlos lejos? No tengo nada que discutir contigo —dijo Agatha y se alejó inmediatamente. No quería que Thaddeus viera las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.


Regina estaba agradecida por el momento. Intentaba mantene...

Inicia sesión y continúa leyendo