Capítulo trescientos cuarenta y uno

—¿Por qué estás aquí? ¿Para regodearte?— recordó que su padre le había dado una elección. Él quería que se casara con Tiempo pero ella no estaba interesada en sentar cabeza. Cuando seducir a su hijastro había fallado, había recurrido a hacer otras cosas.

—Vine por ti, te quiero, Eris— dijo él.

—Qu...

Inicia sesión y continúa leyendo