Capítulo treinta y siete

—¿Qué tiene de inusual eso, Diane? No deberías andar suponiendo cosas. Me preocupa que tu boca te meta en problemas —dije, dándole un golpecito en la frente juguetonamente.

—¡Ay! Eso duele, mi señora —se quejó.

—Esa es la idea. Creo que espero a la señora Margaret hoy, ¿no? —dije. No la había vist...

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