Capítulo cuarenta y dos

—Su Majestad, ha dejado muy claro que terminará con mi vida una vez que dé a luz a su heredero. ¿No le preocupa que pueda huir?— no era una pregunta que él hubiera anticipado y vi la sorpresa que nubló su rostro.

Me complació haber podido incomodarlo.

—¿Huir?— El tono de su voz me dijo que nunca h...

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