Capítulo sesenta

—Querida prima, pensé que dormirías para siempre —dijo Emily con una sonrisa mientras mis ojos se abrían lentamente. Me había quedado dormida segundos después de sostener a mis gemelos.

—¿Mis gemelos? —pregunté con una voz ligeramente angustiada.

—Están muy bien. Míralos, durmiendo tan pacíficamen...

Inicia sesión y continúa leyendo