Capítulo setenta y cuatro

Una vez en el palacio, solo tenía un destino en mente. Era la guardería donde los niños se quedaban durante el día. Mientras me dirigía a la guardería, sin embargo, una voz inquietantemente familiar me detuvo en seco.

—Así que ha estado aquí todo este tiempo —la voz pertenecía a nadie menos que Alp...

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