Capítulo ochenta y ocho

Alpha George se quedó en silencio como si eso fuera a satisfacer la curiosidad de los Ancianos que observaban cada movimiento de su rostro. Finalmente, cuando el silencio no respondió a la pregunta, Alpha George habló.

—¡Esto es ridículo!

—Responde la pregunta, Alpha George. ¿Por qué dice aquí que...

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