Capítulo noventa y uno

El salón se quedó en silencio tan pronto como entré. Todos los ojos se volvieron hacia mí. Podía ver a los ancianos mirándome con recelo y también parecían tener una especie de sonrisa victoriosa que me molestaba.

Me uní a otros Alfas en la sala en el debate de la mesa redonda. Ya podía sentir la a...

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