CAPÍTULO 60

SELENE

—Levántate.

La orden cortó el aire nocturno—baja, suave, pero lo suficientemente afilada como para hacer que mi pulso tropezara.

A pesar del temblor en mis manos, me levanté del suelo frío y forcé mi columna a enderezarse. Cada músculo de mi cuerpo se tensó, preparándose para lo que vi...

Inicia sesión y continúa leyendo