Capítulo 18

—¡Si hubieras abortado a ese niño, no habríamos tenido un problema!—dijo enfáticamente.

No pude evitar abofetearlo. Le di una bofetada tan fuerte que se agarró la mejilla. Estaba a punto de golpearme, pero de repente alguien llamó a la puerta y se detuvo.

—¡Idiota!—gritó.

Se ajustó el cuello de l...

Inicia sesión y continúa leyendo