Capítulo ocho

—¡Bast! ¿Sigues ahí? Sé que no tienes las pelotas para hacerlo de verdad —el mensaje de Val me sacó de mis pensamientos.

—No, estaba pensando —le respondí, y luego envié otro mensaje—: Val, en serio, ¿qué debería hacer? ¡Me siento fatal!

—Bast, ¿por qué te niegas a estar con él? ¡Es sexy como el d...

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