CAPÍTULO SETENTA Y SEIS

Aprieto los puños y trato de no reaccionar. Ella suena alterada y no quiero empeorar las cosas.

—¿Cómo supiste que era él? —pregunto con calma.

—Hay una nota aquí. Me escribió una nota.

—Está bien, cálmate. Estaré ahí en un momento. Mantén la calma y no toques nada más.

Termino la llamada y lueg...

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