La determinación inquebrantable de Cedric

—Mi señor, su tío solicita su presencia en el salón real —dijo Gideon, inclinándose con reverencia.

—No quiero verlo. ¿Qué quiere esta vez? —respondió Cedric, su voz cargada de sospecha.

—Desafortunadamente, no lo sé, mi señor. Necesita ir allí para averiguarlo —replicó Gideon con preocupación en su voz.

Cedric apretó los puños, golpeando la mesa con fuerza. Sus manos temblaban mientras sus garras se hundían en su carne, haciendo brotar sangre.

Gideon esperó pacientemente mientras el príncipe se preparaba y lo escoltó hasta el salón real, donde su tío Roderick lo esperaba. Gideon posicionó a Cedric frente al rey y discretamente se retiró. Roderick se levantó con una sonrisa maliciosa en los labios, enviando un escalofrío por la sala.

—¡Ah! Mi querido sobrino, ¿cómo estás? —Rodeó a Cedric, mirándolo intensamente.

—Como siempre —respondió Cedric, su voz firme pero cargada de tensión contenida.

Roderick rió con ironía, resonando en el salón. —Tengo malas noticias para ti. Intenté persuadir a la familia, pero incluso con los riesgos involucrados, la hija mayor Astrid de la familia Shadowbrook se negó a casarse contigo. —Roderick continuó caminando alrededor de Cedric, analizando cuidadosamente cada expresión.

Cedric apretó los puños aún más fuerte, soportando el dolor sin inmutarse. No permitiría que su tío viera su debilidad.

—No me importa eso. No estoy buscando una compañera —declaró Cedric firmemente, sus puños apretados, el dolor pulsando intensamente en sus manos. Su determinación inquebrantable brillaba en sus palabras—. Si ninguna mujer quiere casarse conmigo, que así sea. No necesito una esposa para encontrar la felicidad o cumplir mi papel como heredero al trono.

El rey Roderick soltó una risa sarcástica, acercándose aún más a Cedric, quedando a solo centímetros de su rostro. Sus ojos brillaban con crueldad y satisfacción, como si disfrutara del sufrimiento de su sobrino. —Puedes intentar engañarte, sobrino, pero un reino sin linaje está condenado al caos. Si no tomas una esposa, no tendremos herederos, y todo lo que construimos aquí se perderá.

¿Cómo podía su tío decir eso, cuando fueron su padre y su madre quienes construyeron todo ese reino? Ahora, mayor y con cicatrices marcando su cuerpo y alma, recordaba la fatídica noche en que su familia fue emboscada por manadas de lobos traidores. El recuerdo del pasado resonaba en su mente como oscuros flashbacks, transportándolo de vuelta a esa nefasta noche.

Nubes oscuras cubrían el cielo, oscureciendo la luz de la luna que podría haber iluminado su camino. La carroza real avanzaba por el bosque brumoso en busca de aliados en una provincia lejana. Una sensación de inquietud se apoderó de Cedric mientras sus ojos escudriñaban las sombras a su alrededor, anticipando el mal que los aguardaba. A su lado, el rey Constantini y la reina Maia compartían su preocupación, intercambiando miradas tensas.

Sin que ellos lo supieran, los traidores estaban entre ellos. Los guardias y el conductor que los acompañaban, supuestamente responsables de su protección, habían sucumbido a la avaricia y la traición, uniéndose a las manadas enemigas de lobos.

De repente, como una macabra danza, los hombres lobo emergieron de las sombras, rodeando la carroza. Sus ojos amarillos brillaban con ferocidad, y sus aullidos resonaban en el bosque, anunciando el peligro inminente, la emboscada estaba a punto de desatarse.

La traición de los guardias se reveló cuando se unieron a la manada de hombres lobo, rompiendo su juramento de proteger a la familia real. Constantini pidió a Maia que protegiera a Cedric mientras él se transformaba en su forma licántropa. Maia abrió rápidamente la puerta, permitiendo que Constantini saltara y agarrara a uno de los betas por el cuello, desgarrándolo.

Sin embargo, el destino no estaba del lado de la familia real en esa noche maldita. A pesar de su valentía, el rey y la reina fueron heridos de muerte en su desesperado intento por proteger a Cedric. Su sacrificio final sería recordado para siempre.

Cedric, aturdido y consumido por el miedo, se encontró frente al hombre lobo de pelaje negro, con sus garras amenazantes y ojos carentes de piedad. El terror se apoderó de su corazón cuando la criatura desgarró una de sus piernas y le arañó la cara con sus afiladas garras. Un dolor agonizante invadió su ser, mezclándose con la insoportable pérdida de sus padres.

Sin embargo, un destello de esperanza apareció en el oscuro horizonte. El sonido de la guardia real acercándose asustó al hombre lobo, que desapareció en las sombras, dejando atrás al príncipe herido y atormentado. En ese momento, Cedric huyó, apoyado por la llegada de la guardia real. La imagen de la emboscada y el hombre lobo se grabó en su corazón, alimentando una determinación inquebrantable de descubrir la verdad detrás de la traición, vengar a sus padres y liberar a su reino de la oscuridad.

La grotesca voz de su tío sacó a Cedric de sus recuerdos, y mantuvo su postura altiva, a pesar del veneno que goteaba de las palabras de su tío. Sabía que Roderick tenía un punto válido, pero se negaba a sucumbir a su control.

—Entiendo las preocupaciones sobre la sucesión, pero hay otras formas de asegurar el futuro del reino. Puedo encontrar un consejero de confianza que me asista, o incluso establecer un consejo de liderazgo. El matrimonio no es la única solución —declaró Cedric con convicción.

El rey Roderick pareció reflexionar por un momento, pero su expresión se volvió aún más oscura. —No te engañes, Cedric. Eres el heredero, y tienes el deber de cumplir con tus obligaciones reales. He hecho los arreglos necesarios para que la hija menor de la familia Shadowbrook asuma el papel de novia sustituta, y llegará pronto.

Una ola de furia recorrió a Cedric, luchando por contener su ira. —No puedes hacer esto, no puedes controlar mi vida de esta manera.

—Eres un tonto, Cedric, un líder débil e impotente. Si tan solo pudieras ver lo patético que eres —se burló su tío con una sonrisa maliciosa.

Cedric permaneció en silencio, sabiendo que hablar podría poner en peligro sus planes, pero no permitiría ser manipulado por el aliado de su tío. Si su tío estaba tan insistente en casarlo con esa loba, ella también debía ser una traidora.

La sonrisa de Roderick se ensanchó aún más, revelando su verdadera intención de humillar a Cedric. —Tu ceguera y tus muletas son un estigma que mancha a nuestra familia. Ahora, mi decisión está tomada, Eveline será la novia sustituta, y no hay nada que puedas hacer para detenerlo.

Cedric regresó a su habitación acompañado por su leal sirviente, Gideon. La puerta se cerró detrás de ellos, aislándolos del resto del mundo. El príncipe suspiró, liberando la tensión acumulada, y finalmente decidió revelar su secreto más profundo a su confidente de confianza.

—Gideon, amigo mío, es hora de revelar mi secreto —dijo Cedric con determinación.

Gideon miró al príncipe, sorprendido y asombrado. Siempre supo que Cedric ocultaba algo, pero nunca imaginó qué podría ser.

—Mi príncipe, ¿a qué se refiere? —preguntó Gideon, apenas conteniendo su curiosidad.

Cedric se movió por la habitación, liberando las ataduras que limitaban su cuerpo. Se quitó las muletas y se quitó la venda que cubría sus ojos. Para asombro de Gideon, Cedric se reveló con una visión perfecta y la agilidad de un guerrero hábil.

—No estoy ciego ni lisiado, Gideon. Todo esto fue una farsa, una estrategia cuidadosamente planificada para protegerme y permitirme luchar en secreto contra mi tío —reveló Cedric con una sonrisa decidida.

Gideon quedó sin palabras, procesando la revelación. Recordó todos esos años de momentos en los que Cedric fingía estar ciego y discapacitado, de los entrenamientos nocturnos secretos que compartían. Cedric decía que, incluso lisiado, quería tener algunas habilidades. Ahora, todo tenía sentido.

—Mi príncipe, eres realmente extraordinario. Nunca sospeché este secreto, pero siempre supe que había algo más en ti —dijo Gideon, asombrado.

Cedric puso su mano en el hombro de Gideon, transmitiendo gratitud y confianza.

—Eres el único que conoce la verdad, Gideon. Juntos, derrocaremos a mi tío y restauraremos la justicia y la paz en nuestro reino. He estado callado por demasiado tiempo, ahora es el momento de actuar.

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