¡El dolor del rechazo!
Eveline sintió el dolor del rechazo del príncipe alfa Cedric Montclair penetrar su corazón como un cuchillo afilado. Acurrucada en un rincón del castillo, lamentaba haber sido rechazada no solo una vez, sino dos. Después de todo, ser rechazada por la persona que amaba ya era bastante doloroso, pero ser rechazada públicamente por el príncipe alfa en la corte real solo aumentaba su dolor y vergüenza. La soledad parecía esperarla, y la sensación de que nunca encontraría un compañero que la amara la perseguía.
Eveline miró las frías paredes del castillo, imaginando las historias que esas piedras podrían contar. Se preguntaba si las paredes habían sido testigos de alguna historia de amor verdadero o si solo eran testigos de traiciones y desilusiones. Anhelaba una vida diferente, lejos de ese castillo, donde pudiera ser libre para amar y ser amada. El castillo era imponente, con torres elevadas y gruesas paredes, pero para Eveline, era una prisión.
Mientras tanto, el tío del príncipe alfa, el rey Roderick Blackwood, estaba profundamente insatisfecho con la forma en que su sobrino había rechazado públicamente a Eveline. Sabía que esto podría dañar la reputación de la familia real y, por lo tanto, decidió hablar personalmente con Eveline.
Eveline recibió la convocatoria del rey con sorpresa, pero también con un poco de esperanza. Tal vez el rey podría ayudarla a superar el rechazo y encontrar una manera de seguir adelante. Se vistió con cuidado, eligiendo un vestido sencillo que realzaba su belleza natural pero no atraía demasiada atención.
Al entrar en el salón real, donde el rey estaba sentado en su trono, Eveline sintió que su ansiedad aumentaba. Sabía que estaba a punto de enfrentarse a un hombre lobo poderoso e influyente y no podía evitar sentirse intimidada. Se inclinó ante el rey, mostrando respeto y obediencia.
—Eveline Shadowbrook, he oído hablar de tus habilidades. Me decepcionó saber que mi sobrino te rechazó como compañera, especialmente en público—. El rey habló con una voz profunda, pero con una expresión amable.
Eveline sintió un escalofrío recorrer su espalda ante las amables palabras del rey. Se sintió halagada de haber captado la atención del rey y agradecida de que él hubiera reconocido la injusticia que se le había hecho. Levantó la cabeza, mirando directamente a los ojos del rey, sintiéndose más segura.
—Le agradezco sus palabras, Majestad. No esperaba que Su Alteza se preocupara tanto por mi destino—. Eveline habló con respeto, sintiéndose más a gusto en presencia del rey.
—Mi sobrino puede ser terco a veces, pero aún tengo esperanza de que pueda cambiar de opinión. Sin embargo, no puedo romper el acuerdo entre nuestras familias. Aunque hayas sido rechazada, debes permanecer en el castillo. Eres una mujer lobo talentosa y creo que podrías ayudar al reino de muchas maneras—. El rey habló, mirando a Eveline con seriedad.
Eveline se sintió decepcionada al escuchar que tendría que quedarse en el castillo, pero no podía dejar que el rechazo la definiera. Estaba decidida a demostrar su valía. Asintió con la cabeza, mostrando su disposición.
El rey asintió con satisfacción. —Muy bien, ahora, si me disculpas, tengo otros asuntos que atender.
Eveline salió del salón sintiéndose dividida entre la gratitud por el reconocimiento del rey y la tristeza por estar atrapada en ese castillo. Mientras caminaba por los pasillos, sintió la presencia de su loba interior, Arya, quien la tranquilizó con su sabiduría y fuerza.
Eveline se permitió soñar con un futuro diferente, donde pudiera ser libre para elegir su propio destino y amar a quien quisiera. Imaginaba un mundo donde no hubiera prejuicios y donde las personas fueran juzgadas por su carácter en lugar de su raza o estatus social.
Mientras soñaba con un futuro mejor, Eveline también recordaba la escena del rechazo del príncipe y sentía una mezcla de ira y tristeza. Sabía que necesitaba superar el dolor y la humillación que sentía, pero no era fácil.
Sin embargo, Eveline era fuerte y decidida. Sabía que tenía mucho que ofrecer al reino y que podía marcar la diferencia en la vida de las personas. Se comprometió a dar lo mejor de sí misma y a demostrar su valía al rey y a la corte.
Mientras tanto, se permitió soñar e imaginar un futuro mejor, donde pudiera encontrar la felicidad y el amor verdadero. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a luchar por sus sueños y su libertad. Mientras pensaba, su loba decidió intervenir.
—Siempre dije que esto era una mala idea, Eveline. No debiste ofrecerte como novia sustituta de nadie, y mucho menos del príncipe alfa—. La voz de Arya salió como un gruñido bajo, lo que hizo que Eveline se preocupara aún más.
Eveline sintió que su loba interior se sentía culpable por haberse involucrado en una situación tan difícil. Eveline sabía que no podía negarse a ser la novia en lugar de su hermana, pero también sabía que no era justo que alguien fuera obligado a casarse en contra de su voluntad.
—Lo sé, Arya. Pero hice lo que pensé que era correcto. No podía dejar que mi familia sufriera las consecuencias—dijo Eveline, tratando de justificar su elección.
Arya suspiró, sabiendo que Eveline tenía razón.
—Lo entiendo, Eveline. Pero ahora necesitas pensar en ti misma. No puedes sacrificarte por el bien de los demás todo el tiempo. Tú también mereces ser feliz.
Eveline sonrió a su loba interior, sintiéndose agradecida de tener a alguien que la entendiera tan bien. Sabía que Arya tenía razón, pero no podía evitar preocuparse por su familia y su gente.
—Lo sé, Arya. Pero no puedo dejar que este rechazo me defina. Necesito seguir adelante y demostrar que soy capaz de hacer una diferencia en el reino, incluso sin ser la novia del príncipe alfa—habló Eveline con determinación.
Arya asintió con la cabeza.
—Así es, Eveline. Eres una mujer lobo fuerte y talentosa, y tienes mucho que ofrecer al reino. No dejes que el rechazo del príncipe te detenga.
Eveline sonrió a su loba interior, sintiéndose reconfortada por sus palabras. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a luchar y demostrar su valía. Después de todo, no era solo una mujer lobo, era una Shadowbrook, una de las familias más respetadas del reino.
Con ese pensamiento en mente, Eveline se levantó y salió de su habitación, decidida a enfrentar lo que viniera. Sabía que aún quedaba mucho por hacer para proteger el reino y a sus habitantes, y estaba lista para hacer su parte.
Mientras caminaba por los pasillos del castillo, Eveline se permitió observar el entorno más de cerca. Notó que las paredes eran gruesas y las ventanas pequeñas, lo que hacía que la luz natural fuera escasa. El aire estaba húmedo y frío, lo que hacía que Eveline se sintiera incómoda.
También notó que el castillo era extremadamente grande y complejo. Había muchos pasillos, escaleras y puertas que Eveline nunca había visto antes. Se preguntaba cuántos secretos escondía ese castillo y cuántas historias se habían vivido allí.
Eveline continuó caminando hasta llegar a la cocina del castillo. Sabía que ese era el lugar donde se almacenaban las provisiones y donde se preparaba la comida para la corte. Eveline miró las mesas abundantes, llenas de comida deliciosa y exótica, y sintió una mezcla de tristeza y enojo. Sabía que la mitad de esa comida se tiraba, mientras muchas personas en el reino pasaban hambre.
Decidida a hacer una diferencia, Eveline tomó algunas provisiones y salió de la cocina, decidida a encontrar a quienes necesitaban ayuda. Mientras caminaba por los pasillos del castillo, Eveline sintió la presencia de su loba interior, quien la tranquilizó con su sabiduría y fuerza.
Eveline sabía que no podía fallar. No podía dejar que el rechazo del príncipe la definiera. Tenía un propósito mayor y estaba dispuesta a luchar por él. Con esa determinación en mente, Eveline continuó su búsqueda de aquellos que necesitaban ayuda, explorando cada rincón del castillo con determinación y coraje.
Con cada paso que daba, Eveline se sentía más fuerte y decidida. Sabía que estaba haciendo lo correcto, ayudando a quienes lo necesitaban y luchando por un mundo más justo. Se sentía agradecida de tener a su loba interior a su lado, guiando sus pasos y reconfortando su corazón.
Al salir por una de las puertas, finalmente llegó al exterior del castillo. Allí era diferente, los sonidos y ruidos llenaban el lugar. Eveline encontró a algunas personas que necesitaban ayuda. Distribuyó las provisiones que había traído y habló con cada una de ellas, escuchando sus historias y sus deseos. Manteniéndose anónima, se sintió realizada por hacer una diferencia en la vida de esas personas, y se prometió a sí misma que continuaría luchando por un mundo más justo e igualitario, lucharía contra la opresión del reinado del rey Roderick.
Cuando regresó a su habitación en el castillo, Eveline se sintió exhausta, pero también realizada y feliz. Sabía que aún quedaba mucho por hacer, pero también sabía que estaba en el camino correcto. Con una sonrisa en el rostro, se acostó en su cama, agradeciendo por la fuerza y el coraje que su loba interior le había dado. Se quedó dormida con la certeza de que estaba haciendo una diferencia en el mundo y que aún quedaba mucho por hacer.
