Capítulo 375 ¿Puede leer la mente?

Al acercarse a casa, el teléfono de Evelyn sonó. Era Samuel.

—Hola, ¿ya estás de vuelta?

—Casi —respondió ella—. Unos cinco minutos más.

—Genial. Espérame en la puerta, no entres —dijo él—. Salgo enseguida.

Evelyn estaba desconcertada.

—¿Vamos a algún lado?

—Sí.

—¿Qué pasa?

—Te lo cuento cua...

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