LA TIERRA QUE RESPIRA

Toma se sentó sola al borde del puesto de vigilancia, su brazo marcado envuelto firmemente en tela, aunque el resplandor aún pulsaba débilmente bajo la tela—de manera constante, insistente, como un segundo latido.

Detrás de ella, el campamento zumbaba con energía nerviosa. Brivan estaba hablando co...

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