Capítulo 49

Me quedo paralizado, con la mano en el picaporte, listo para escapar como un conejo asustado a punto de huir de un zorro hambriento. Sin embargo, algo en la voz de Wes, su suave persuasión, me impide abrir la puerta.

Debe ser su tono. Siempre ha sido el más suave y amable de los hermanos. Después de...

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