La culpa

Raziya fue llevada a una mazmorra oscura y vacía y arrojada como una esclava indigna. Se levantó casi de inmediato y corrió hacia la puerta, pero ya estaba cerrada con los chicos alejándose.

—¡Déjenme salir de aquí!— gritó y golpeó la puerta. —¡No pueden hacerme esto! ¡Déjenme salir! ¡Animales!

No...

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