42. Piezas perfectas

—Hola —con timidez, la joven saludó al hombre, quien la examinaba de pies a cabeza mientras permanecía de pie frente a él.

—Hola, muñeca— le devolvió el saludo el hombre, llevando el borde del vaso a sus labios y dando un lento sorbo, sin apartar sus ojos de ella.

—Niña, ¿cuál es tu mesa? No inter...

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