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Me desperté con el sonido del viento arrastrando sus uñas por las ventanas. El reloj al lado de mi cama mostraba 3:04 a.m. en dígitos rojos y furiosos.

La mansión estaba silenciosa, demasiado silenciosa. He vivido en suficientes zonas de guerra, complejos y búnkeres medio derrumbados como para sabe...

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