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No he hablado con él en días, a menos que cuentes las maldiciones que le lanzo como cuchillos.

Draven me visita todos los días, sin falta. Como un reloj. Mañana y noche. A veces trae cosas. Un libro. Una pieza de fruta. Una manta. Una vez, fue una pequeña caja de música que tocaba una melodía trist...

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