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La alarma no ha dejado de sonar desde que encontré la nota.

Su chillido metálico taladra mi cráneo, mezclándose con los gritos fuera de las barricadas. Las puertas han desaparecido, aplastadas como pergamino bajo una bota, y el olor a humo, sangre y traición quema más que el fuego en mis pulmones. ...

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