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El teléfono vibró una vez. Luego otra.

Y algo en la forma en que la enfermera lo apretó contra su pecho antes de apresurarse por el pasillo hizo que todas las alarmas en mi cabeza se activaran.

Se suponía que no debía estar levantada, y mucho menos acechando la mitad de la maldita ala médica en ca...

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