164

El punto de vista de Draven

La tierra aún estaba fresca cuando me acerqué a ella.

Eira no se había movido. Ni un solo movimiento. Solo su silueta, de pie sobre la tumba, como una estatua esculpida por el dolor mismo, silenciosa, de bordes afilados e inalcanzable. El sol se había ocultado detrás de...

Inicia sesión y continúa leyendo