180

Me desperté gritando.

Las sábanas se enredaban alrededor de mis piernas como grilletes, el sudor se pegaba a mi piel como una segunda maldición. Mi garganta dolía por la fuerza del grito. Mi pecho se agitaba, hambriento de aire. La oscuridad a mi alrededor no era desconocida, tenía dientes. Y yo ac...

Inicia sesión y continúa leyendo