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La perspectiva de Eira

El golpe llegó justo antes del anochecer, tres toques cortos y deliberados contra mi puerta.

Al principio no me moví. Estaba sentada en el borde del diván, descalza, con el cabello húmedo por un baño que había hecho poco para calmar mis nervios. Otro mensaje, pensé. Otra ord...

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