29

La nota llegó justo después del anochecer, deslizada bajo mi puerta. El sello de cera se quebró bajo mis dedos, de un rojo profundo, como sangre fresca. Reconocí el emblema de inmediato: una daga entrelazada con una serpiente. Un símbolo que no había visto en meses. Un recordatorio de que las sombra...

Inicia sesión y continúa leyendo