53

Me negué a esperar.

Cuanto más tiempo permanecíamos quietos, más sangre se empapaba en el suelo bajo nuestros pies. Draven, atado a una silla un día y dando órdenes al siguiente, pensaba que el tiempo estaba de nuestro lado. Pero estaba equivocado. Kira no tenía tiempo. Nosotros tampoco.

Ella toda...

Inicia sesión y continúa leyendo