Seis

El arma se sentía más pesada ahora, casi como si intentara arrastrarme con ella. Mis manos temblaban tanto que necesitaba ambas solo para mantenerla firme. Sollozaba, tratando de recuperar el aliento entre los gemidos que sacudían mi pecho. Lentamente, giré el arma hacia mí mismo, el cañón apuntando...

Inicia sesión y continúa leyendo