86

La frialdad me mordía, pero ya apenas la notaba.

Estaba quieta en la cámara tenuemente iluminada, mis botas resonaban levemente contra el suelo de concreto. Una sola bombilla colgaba del techo, su luz parpadeando como un latido nervioso. A mi alrededor había espejos, altos, deformados, algunos agri...

Inicia sesión y continúa leyendo