25: Es nuestra.

Me paré en el acantilado sobre el campamento, con las manos cruzadas sobre el pecho, los ojos escaneando el perímetro. Las montañas estaban tan silenciosas que podía escuchar el más mínimo cambio en el viento. No confiaba en el silencio en absoluto, significaba que algo podía acercarse sigilosamente...

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